sábado, 25 de marzo de 2017

Unión Económica de Latinoamérica



Hace un par de semanas, bajo el hashtag #mejoresvecinos se llevó a cabo un debate en twitter con el auspicio del Banco Mundial América Latina para analizar la situación actual de la economía dentro de panorama latinoamericano.

Desgraciadamente no pude asistir a los debates al desarrollarse en Bogotá, pero sí puse un trino que, entre otros, les gustó al banco antes mencionado. En mi twitter venía a decir lo que desde siempre he pensado que le falta a América Latina para desarrollar su economía a la par que otras potencias económicas mundiales, unidad y trabajo en común.

Precisamente, hace unos años di una conferencia en la universidad Sergio Arboleda en donde comentaba que el futuro de América Latina debe de ser el de la unificación al estilo de la Unión Europea. Son una veintena de países que, si unificaran esfuerzos y metas, podrían llegar a ser una punto de inflexión en la economía mundial al poseer, no sólo materias primas en abundancia, sino también mano de obra y sistemas educativos que necesitan ámbitos laborales que siempre o casi siempre se han de buscar fuera.

No entraré a analizar el panorama educativo de esta zona o la cuadriculada mentalidad de sus dirigentes que no abogan de verdad por el bien de sus ciudadanos. En este caso voy a entrar en una muy urgente necesidad de esta parte del mundo, las infraestructuras. Aunque cada país es diferentes, en líneas generales, la infraestructuras de comunicación en Latinoamérica son más que deficientes. El transporte por carretera dentro de un mismo país es toda una odisea; más aún cuandos de trata de un comercio interterritorial.

Latinoamérica está atrasada con respecto a otras zonas del mundo. En un gráfico del Banco Mundial se puede ver que las exportaciones habidas en el interior de la Unión Europea equivalen al 57 por ciento del total mundial en cuanto a comercio interregional se refiere. En segundo lugar está la zona de Asia Oriental y el Pacífico a pesar de que se trata de un comercio marítimo. ¿Qué puesto ocupa AL? El quinto con un nimio 15 por ciento.






Por todo esto, es lógico decir que hay una urgencia en mejorar ese aspecto. Pero no es fácil. Para que haya un comercio libre entre diferentes países, ha de haber sistemas económicos factibles al libre mercado, exentos de tintes populistas y alejados de unos nacionalismos económicos que no llevan a nada y que únicamente ponen aranceles para beneficiar los cuasimonopolios de las empresas nacionales del país. Pero bueno, cada cosa a su tiempo. Lo primero y más necesario es la inversión en la mejora de las infraestructuras. El siguiente gráfico es muy significativo.

En el la web https://blogs.iadb.org hay un análisis muy interesante sobre la inversión en infrasetructura en AL entre 1980 y 2013. Es precupante que la inversión pública frente a la privada haya descendido considerablemente a la par que la suma de las dos ni siquiera llega al recomendable 5 por ciento del PIB que se aconseja por parte del Banco Mundial. La preponderancia de la inversión privada provoca que las funciones del Estado o de las administraciones las haga al capital privado, por lo que siempre habrá deuda de algún tipo que pagar.

En un informe del Banco Mundial, Integración más profunda vital para el crecimiento de América Latina y el Caribe, según informe del Banco Mundial, se establecen unas líneas a seguir para conseguir un mejor desarrollo económica de esta zona. Para lograrlo el informe propone una estrategia interdependiente de cinco componentes: 
1) Reducción adicional de los aranceles externos.
2) Profundizar la integración económica entre América del Sur, América Central, el Caribe y México.
3) Armonizar normas y procedimientos.
4) Centrar los esfuerzos en reducir los altos costos relacionados con el comercio.
5) Integrar los mercados de trabajo y de capital.

Todo esto me parece bien, pero es primordial invertir en infraestructuras, mejorar los salarios de los trabajadores, reducir la brecha social, huir de los populismos, respetar los tratados comerciales, erradicar el victimismo o invertir en una auténtica educación pública. Latinoamérica tiene la oportunidad de fijarse en el camino que siguió la Unión Europea y evitar los errores que en el Viejo Continente se cometieron

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