jueves, 21 de julio de 2011

Autobuses bogotanos

Tras la entrevista toca explicar un poco como van los autobuses en Bogotá, sobre todo para los no colombianos. Lo primero es que aquí se llaman autobuses, busetas o colectivos; todo es lo mismo.

Algo curioso de esta ciudad es que el llamado Servicio Público es 100 % privado, tanto es las rutas, como en los precios. Y lo es tanto este sistema como el Transmilenio, del que ya he hablado con anterioridad. En la primera foto que pongo podéis ver dos ejemplos de ello. Son dos empresas claramente diferenciadas con rutas diferentes. Como cada compañía tiene vehículos propios, hay una guirigay de líneas enorme. Hay una propuesta de la actual alcaldía para obligar a que todos los autobuses tengan los mismo colores, pero hasta que no lo vea no me lo creeré.

Por dentro la inmensa mayoría de los autobuses suelen estan en bastante mal estado, sucios, con polvo en incluso con algún insecto pulgoso que otro. Mi cuerpo y yo damos fe de ello. Suelen ser pequeños y estrechos; yo no soy alto (1'74) y en algunos llevo la cabeza doblada porque no quepo de pie.

Me he encontrado de todo, asientos rayados o rajados, luces rotas, porquería de todo tipo, un par de vómitos, barras de agarre sueltas, etc. Y para que no me llamen exagerado, cuelgo lo último que me encontré, un trozo de plástico duro para tapar parte del suelo ya desgastado.

En cuanto a los conductores, poco que decir más que no tienen ni puta idea de conducir. El tráfico en esta ciudad es una locura y nadie o casi nadie respeta, por lo que los conductores paran donde quieren. Me explico, existen unas pocas paradas señalizadas, pero absolutamente nadie las tiene en cuenta. Un autobús viene a ser como un taxi pero en grande, levantas la mano y te para, tocas el timbre y te bajas. Esto provoca lo que se llama 'guerra del centavo' (ver entrevista), o lo que es lo mismo, los conductores no conocen ni a su madre con tal de coger a los pasajeros. Son frecuentes los acelerones a lo bestia, frenazos en donde si no te agarras te comes el suelo, continuas brusquedades o adelantamientos a toda velocidad.

El billete es lo mejor, cuesta 1.400 pesos, unos 57 céntimos de euro u 82 centavos de dólar, aunque hay algunos que valen 1.300. Es el medio de transporte más barato de la ciudad. Eso sí, no esperéis que os den un billete o algo parecido. De eso, nada de nada.

Para finalizar, cómo saber a donde ir y cómo moverte. Aquí no existen números por línea, sino placas de direcciones. La foto lo exlica más claro. Tú miras el panel y ves los sitios por los que pasa. Entonces, si vas a la Avenida de la Esperanza, a la altura del Centro Comercial Salitre Plaza, entonces te va bien. Pero si vas a esa misma avenida pero donde está Corferias, entonces no. En este caso, por ejemplo, Modelia es un barrio y Patio Bonito es una zona. En definitiva, debes de saber moverte bastante bien y conocer las partes de la ciudad lo más rápido posible para no perderte.

Curioso todo esto, ¿verdad? Por lo menos, pintoresco.

martes, 19 de julio de 2011

Concejo Bogotá

En octubre se van a celebrar en Bogotá las elecciones a la alcaldía y al Concejo de la ciudad. Aquí en Colombia la cosa es un poquito diferente a España, en donde las listas son cerradas, por lo que son los concejales elegidos los que señalan al alcalde. Lo que se aseura con eso es que el primer edil tenga una mayoría -simple o absoluta-de compañeros de partido, por lo que la gobernabilidad es supuestamente tranquila. Pues bien, el pasado viernes 15 de julio tuve la oportunidad de ejercer mi labor periodística y entrevistar a uno de los candidatos al Concejo. Para los que no sois colombianos hay cosas que, por razones obvias, no sabréis porqué la pregunto, por lo que se aceptan preguntas. Aquí os la dejo, espero que os guste.

Juan Sánchez es abogado de la Universidad Libre, ha sido máximo dirigente de varios organismos relacionados con transportistas, lo que le convierte en un experto en temas de movilidad urbano. Es el autor del acuerdo 157 de 2005 que obliga a las autoridades a desarrollar programas de capacitación en normas de transito y transporte, seguridad vial y saneamiento ambiental; con el fin de elevar el nivel profesional del conductor. Se presenta por segunda vez al Concejo de Bogotá, al que perteneció entre 2004 y 2007, por el partido Cambio Radical. Partido al que pertenece el ministro de Interior y Justicia, Germán Vargas Lleras.

Me recibe en la que será su sede y casi su casa hasta las próximas elecciones municipales. Ante un tinto (café solo) iniciamos la conversación sobre mi vida profesional y sobre España a la par que varios de sus colaboradores y seguidores entran y salen organizando la agenda electoral y recordando, por ejemplo, que deben de ir a la imprenta a recoger más tarjetas del candidato porque se les han acabado. Una vez ya escanciado el café procedemos a la entrevista.

Usted es padre del Acuerdo 157 de 2005 en donde se dice que “la Secretaría de Tránsito […] estimulará y coordinará la implementación […] de programas y campañas de capacitación en relación a las normas de tránsito […] dirigidas a los conductores de vehículos de servicio público de Bogotá”. Eso fue en 2005, estamos en 2011, a día de hoy, este acuerdo ¿hasta qué punto se ha llevado a cabo?

Ese fue un acuerdo muy importante, pero no se siguió haciendo seguimiento por parte del Concejo, por lo que quedó como letra muerta, como la mayoría de las leyes de este país. Sin embargo, somos conscientes que a través de la formación de nuestros conductores vamos a tener una ciudad más amable. Si tenemos conductores decentes, motivados salarialmente vamos a conseguir un mejor entorno.

Yo quiero conseguir que este acuerdo no quede en letra muerte y haya recursos del distrito para que los conductores sean formados, preparados y profesionalizados. Ellos hacen una actividad de mucha responsabilidad y no se les da la importancia que se merecen, por lo que es necesario que estos conductores cuenten con unas condiciones más aceptables; que tengan solucionado el tema de vivienda, que sus hijos puedan acceder a becas o aprender oficios técnicas.

Usted dice que desde parte institucional no se ha hecho nada, pero por parte de los trabajadores o empresas ¿ha habido intentos de que este acuerdo no cayera en letra muerta?

El sector privado posee el Instituto Tecnológico del Transporte, que fue creado para darle educación y formación a los conductores. Pero hace falta mucho más; el Instituto está en el kínder, por lo que hace falta seguir creciendo.

¿En qué punto se ha quedado?

Se ha quedado en unos cursos o foros y no hay continuidad hacia la profesionalización. Y es que llevar un servicio público es casi más delicado que la profesión de médico, porque un conductor puede poner en juego la vida de muchas personas.

Según el Instituto de Estudios Urbanos, el número de accidentes en el distrito urbano de Bogotá, sólo en buses y busetas, superan el 20 por ciento del total. ¿No es una cifra demasiado alta para un servicio público?

Es una cifra preocupante, aunque hay que tener en cuenta el número de horas que estos vehículos están en la calle con respecto a los vehículos privados. De toda maneras, la cifra es un indicativo que tiene que llamar la atención a las autoridades, transportadores y conductores de que hay que cambiar. Ese 26 por ciento se debe de reducir a través de la capacitación y socialización del problema para que los conductores sean respetuosos con las normas de tránsito.

Otra forma de acabar con ese porcentaje, ¿podría ser terminar con la ‘guerra del centavo’?

La guerra del centavo son factores que influyen negativamente, aunque ésta es debido a la falta de planificación por parte de las autoridades para que haya un transporte organizado. Y esto es así porque el conductor está de servicio en las condiciones en las que el Estado le facilita. Pero si hubiera unas autoridades responsables no permitirían que hubiera paralelismos en rutas. Esto se logra tratando de sacar a los ingenieros de sus oficinas y colocándolos en vía para ver cómo se podría solucionar el problema cuando se presente.

¿Se podría conseguir una mayor fluidez del tránsito en Bogotá consiguiendo que los autobuses parasen siempre en unas paradas ya establecidas?

En la medida en que se tengan unos paraderos exclusivos para el servicio público se facilitará que el usuario siempre esté ubicado en un mismo sitio. El problema es que en Bogotá hay escasez de vías, por lo que hacer un paradero ocuparía no una sin varias vías. De ahí que en Bogotá se implementara un Sistema de Transporte Masivo, que ha dado unos excelentes resultados. Pero volviendo al transporte colectivo, en estos momentos, hasta que no haya una reducción en la oferta va a ser muy complicado que se establezcan unos paraderos que sean respetados. Hacen falta campañas de formación para que los bogotanos adquieran la cultura de usar los paraderos, lo que además, ayudaría a rebajar los límites de contaminación ambiental.

La pregunta es obligada, ¿el metro?

El metro es una solución para una ciudad como Bogotá. Esta ciudad, con ocho millones de habitantes, requiere una solución. Tenemos que estudiar cual es el metro y en que ciudades del mundo ha sido más práctico para analizar la implementación de un metro ligero o elevado, que no sea tan costoso como el aparentemente es el que no han vendido. De ahí que hubiera que analizar si a través de la empresa privada o de empréstitos se materialice el metro.

De metro subterráneo nada, ¿no? Lo digo porque no lo ha nombrado.

El metro subterráneo es mucho más costoso que uno ligero o elevado. Habrá sitios en donde el metro bajo tierra será mucho más difícil, por lo que habrá que estudiar la posibilidad.

Entonces, como futuro miembro del Concejo, ¿apoyaría el metro subterráneo?

Me gusta el metro. Y podría ser contradictorio al pertenecer yo al sector transporte, pero estoy totalmente de acuerdo porque es algo que va a poner a la capital de la República a la altura de otras ciudades del mundo. Lo malo es que aquí en Colombia se han hecho tantos estudios, que se ha gastado demasiada plata.

Entrando ya en su programa, considera que los habitantes de la calle deben de tener una atención especial para que sean resocializados, ¿qué tipo de atención especial y a qué se refiere cuando hablamos de resocialización?

Nos hemos acostumbrado a ver a muchas personas viviendo en la calle, lo que ha generado una imagen nada agradable para todos los ciudadanos y un problema de inseguridad. Consideramos que el distrito tiene un presupuesto, por lo que se podría lograr que estas personas fueran resocializadas en unos centros especiales que el distrito tiene abandonados. Así, estos centros podrían ser auto-sostenibles y dar una formación y capacitación para que no sean holgazanes y pudieran ganarse su pan. Porque dinero hay.

La malla vial de la ciudad presenta un estado deplorable, ¿qué tanto por ciento está deteriorado?

Según muchos estudios la malla está deteriorada en un 40 por ciento y tiene un atraso de infraestructura de hace 20 o 25 años. El presupuesto de la ciudad no alcanza para recuperarla porque costaría más de ocho billones de pesos. Lo que se necesita es que a través de un sistema de contratación se pueda recuperarla paulatinamente.

En lo que al reciclaje se refiere, ¿qué hará el Concejo para promover y promocionar el reciclaje?

A través de formación o incentivos, como por ejemplo disminución en las cuentas de tarifas.

¿Considera entonces que sería necesario crear una infraestructura como camiones de recogida específica, contenedores o fábricas en donde se trate el material?

Hay que empezar porque la gente haga una división de materiales y que más tarde no caiga todo en el mismo camión de recogida.

Con el fin de evitar la contaminación ambiental, ¿aprobaría desde el Concejo, ya no el uso de combustibles más limpios, sino el de autobuses eléctricos?

Aquí en Bogotá ya hubo en un tiempo el trolebús, que se impulsaban con electricidad. En este momento nos preocupa el tener que utilizar combustible fósil, que por otro lado no es de la mejor calidad. Nos han dicho que con la combinación del HPM y del Etanol, se consigue un combustible más ecológico, por lo que una alternativa sería aceptar nuevas tecnologías en donde el vehículo pudiera ser arrancado con un combustible fósil pero ser cambiado en marcha por la electricidad. Ya hay empresas que están fabricando este tipo de motores.

Una peculiaridad del servicio público de Bogotá es que lo rigen empresas privadas. ¿Cree adecuado que todos los autobuses de la ciudad sean iguales y con las mismas características?

Todos debemos de acatar las normas, por lo que es importante ponerle mucha atención al tema de la movilidad. Considero que una ciudad con un sistema de transporte organizado, planificado y regulado obliga al empresario a aceptarlo.

Siempre se dice que cuando hay que regular algo del transporte no se consigue nada porque miembros del Concejo tienen intereses en el sector, ¿no sería conveniente evitar que los políticos fueran ajenos a este ámbito empresarial?

La actividad transportadora es llevada por personas particulares a través de unos permisos que da el Estado. Esta actividad ha conseguido a través del tiempo que se dé servicio a todos los rincones de la ciudad a pesar de las dificultades y que los ciudadanos estén satisfechos en sus necesidades de viaje. Eso se ha logrado por la dinámica del sector privado.

No estoy de acuerdo cuando dicen que los transportadores son una mafia porque son gente que ha trabajado duro, muchos ellos provenientes de los desplazamientos por la violencia, por lo que muchos son reacios a participar en política.

¿Por qué siempre que hacen una huelga, los transportadores piden la derogación de sus multas?

En Bogotá hay un sistema que es perverso. Hay un convenio entre la alcaldía y la Policía y dentro de éste hay un rubro en donde la alcaldía muestra que cada año va a recibir en concepto de comparendos un valor determinado. Orgullosamente dice que este año vamos a recibir 100 mil millones de pesos por las multas que les vamos a cobrar a los ciudadanos. Por un lado se reprime para que la gente no cometa infracciones, pero por otro lado necesitan que la gente cometa muchas infracciones para llegar a las cifras que están establecidas en un presupuesto. Por eso a los policías los motivan y los estimulan para que hagan muchos comparendos. Entonces al policía no le interesa prevenir, le interesa reprimir.

Los conductores están abocados a tener que cancelar unas cifras que de una manera caprichosa a un legislador le pareció. En Colombia, si un trabajador gana un salario mínimo mensual y comete una infracción, saca de su presupuesto la mitad, lo que indica que no tiene capacidad de pago. Y entonces se pregunta si pagar el comparendo o la quincena de su familia. Hay que replantear esto, es una cuestión de orden nacional. Si un conductor infringe una norma de tráfico, que el valor de la multa sea pagable. Si un conductor debe 20 o 30 millones en comparendos y no tiene solucionado el tema de la vivienda, ¿crees que va a sacar la plata?

¿Por dónde puede crecer la infraestructura vial de Bogotá?

Bogotá necesita solucionar problemas de intersección. Podría haber vías de dos, porqué no de tres pisos, en 1998 un estudio japonés planteó hacer una vía de dos pisos por la Caracas. Por otro lado los autobuses de la flota de servicios intermunicipales podrían dejar a los pasajeros en terminales satélites.

En abril de este año se hundió el proyecto que buscaba convertir en delito con pena de prisión la conducción de vehículos en estado de embriaguez e inhabilitar de por vida a los cargos de elección popular pillados de esta manera, ¿usted apoyaría esta ley?

Yo la apoyaría. Desde el Concejo no se podría legislar, aunque se podría hacer que si un funcionario público estuviera implicado en una investigación en donde haya causado lesiones o en un delito culposo en donde haya sido comprobada la embriaguez que quedara limitado su entrada a cualquier cargo público.

En su programa observa la necesidad de luchar contra la corrupción, ¿considera usted que la corrupción se basa en ‘si no me denuncias yo no te denuncio’?

A ese tema hay que ponerle mucha atención porque es complejo. Aquí ha ido imperando la cultura de lo fácil, premiando más al que hace las cosas mal que al que las hace bien. Si no rechazamos a esas personas y no les denunciamos, la situación va a empeorar cada día más. Nosotros, desde el partido tenemos que seguir insistiendo en que a los corruptos debemos de denunciarlos.

Con respecto a la presencia de política de género, ¿está de acuerdo en un porcentaje establecido de mujeres en el Concejo? ¿Qué porcentaje de mujeres hay en su núcleo político cercano?

De hecho ya hay una ley de porcentaje. Lo vemos positivo; la mujer, por su condición, por su ternura, en su interacción con los hombres, consiguen que nosotros tengamos un poco más de prudencia en nuestra relaciones con los demás. Apoyamos que las mujeres ganen más espacios porque tienen todos los derechos.

Y en mi núcleo damos mucha importancia a la mujer; queremos formarla y prepararla porque hay escasez de mujeres líderes. En nuestro movimiento ‘Comprometidos por Bogotá’ vamos a preparar más mujeres para que tomen parte en más procesos electorales, de tal manera que ojala en el futuro se llegue al 50 por ciento y así puedan luchar por solucionar problemas que aquejan a la ciudad.

Usted fue miembro del Concejo entre 2004 y 2007; le invito a hacer autocrítica, ¿en qué pudo haber mejorado y en qué se quedó a medias?

El hecho de haber venido del sector privado me formó en el concepto de ciudad. Quiero llegar de nuevo al Concejo y preguntarme por qué la ciudadanía no lo percibe de manera agradable. Y es por el tema de la corrupción. El Concejo es el que le hace el control político a la Administración, por lo que se hace necesaria la independencia y mejorar su imagen. Algo que se sólo se consigue con un trabajo con resultados positivos.

Ya para acabar, ¿cuál es su relación con Carlos Fernando Galán y hasta qué punto trabajan conjuntamente para llevarle a la alcaldía?

Galán es nuestro alcalde. Si gana la alcaldía va a estar acompañado por un grupo de concejales como el que suscribe que van a coadyuvar el desarrollo de sus cuestiones políticas como es el tema de dar a la ciudad de que utilizar bien los recursos públicos se puede mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Y es algo que se hace evitando el concurso de las mafias de la contratación. Lo público debe de ser lo más respetado.

¿Se hace necesario una alcaldía que vaya de la mano del Concejo?

Por cuestiones de gobernabilidad sí es necesario, El alcalde debe de tener un equipo para que desde el Concejo se apoye a sus planes de gobierno.