Hoy domingo 30 de octubre se celebran elecciones municipales y departamentales en Colombia (autonómicas en España) y el país está sometida a la ley seca desde el viernes 29 a las 18 de la tarde hasta el lunes a las 6 de la mañana. Nadie puede comprar alcohol bajo fuerte multa. Eso sí, los supermercado se hincharon a vender alcohol el viernes antes de las 18.
En el caso que me toca estas elecciones elegirán al nuevo alcalde de Bogotá, lo que mucho más importante de lo que parece porque a Bogotá le hace mucha falta una mejora y porque el último alcalde está en la cárcel por corrupto, por lo que los últimos cuatro años han sido de retroceso más que de avance.
Lo primero es que según la normativa colombiana, un alcalde no puede estar más de cuatro años en el cargo, lo que considero que es el primer fallo. Y los es porque los grandes cambios en las infraestructuras en una gran ciudad como Bogotá siempre se suelen retrasar más de los debido y deseado, por lo que hace falta tiempo. El problema es que la alcaldía de esta ciudad se considera como el segundo puesto político más importante del país. Y, claro está, si se ejerce una buena alcaldía, ya se tiene un punto ganado en el caso de que se quiera presentar posteriormente a la prsidencia nacional (cosa que todos desean tras haber ejercido la alcaldía). Así, si un alcalde se pone a hacer obras para mejorar la ciudad y termina su mandato si que éstas finalicen, la gente no lo va a recordar bien, lo que repercutiría negtivamente en su carrera presidencia.
Me refiero a cosas como el metro, mejora del asfalto de la ciudad (que está destrozado), regulación más que urgente del servcio de autobuses urbano, poner orden en el tráfico o adecentamiento visual de barrios. Todos estos aspectos son de urgente desarrollo en Bogotá y problemas ya enquistados. Amén de la corrupción, que lo pudre todo y se convierte en el día de día bogotano y colombiano. Obviamente en todos los países hay corrupción, pero por mi experiencia veo que en otros países el corrupto se beneficia él, pero aquí no sólo se beneficia, sino que también impide que su alrededor se desarrolle.
Al lío. Aquí las elecciones son personales, es decir, todos los candidatos se presentan de manera personal. Tanto el alcalde, como los concejales como los ediles se presentan a una elección. Se presentan bajo unas siglas, pero tampoco importa mucho, puesto que si no le gusta, se cambian y punto, sin ningún problema. Es más, pueden presentarse bajo unas siglas de movimiento ciudadano -que no es un partido político- siempre y cuando les avalen no sé cuantas firmas. Considero que esta forma es negativa, ya que como cada uno se tiene que buscar el dinero para financiar su campaña, se firman pactos con mecenas políticos que después, exigirán favores, lo que provoca que ya desde el mismo momento de la toma de posesión del cargo, ya se favorezca la corrupción.
En Bogotá los que están en cabeza son Gustavo Petro, del movimiento Progresistas, Enrique Peñalosa, apoyado por el Partido Verde y el Partido de la U; y Gina Parody, independiente. En cuarto lugar está Carlos Fernando Galán, de Cambio Radical. Este hombre e hijo de Luis Carlos Galán, miembro del Partido Liberal y asesinado en 1989.
De los candidatos con mayor peso y mejores posibilidades sólo uno ha sido alcalde de la ciudad con anterioridad, Enrique Peñalosa. Empezó la carrera siendo favorito, aunque conforme ha ido avanzando la campaña ha perdido posisiones. El actual favorito, Gustavo Petro, perteneció en su juventud al grupo guerrillero M-19, mientras que la tercera en discordia, Gina Parody, creció políticamente hablando, en los pechos de Uribe. Excepto Petro, que proviene del partido del Polo Democrático, de tendencia izquierdista, todos los demás son en mayor o menos medida de carácter conservador.
Yo no puedo votar por ser extranjero con menos de tres años en Colombia, aunque si pudiera ejercer este derecho, creo que me decantaría por Carlos Fernando Galán. Estuve en el acto de presentación de la candidatura de Petro y me pareció que peca de demagogia; Peñalosa me parece un pedante que sigue viviendo de algunos aciertos de su alcaldía entre 1998 y 2000 y Parody no me parece mala, pero en algunas opciones de gobierno me ha gustado más Galán.
La cosa es que la jornada electoral se desarrolle sin tumultos y, lo más importante, sin casos de corrupción electoral. Desgraciadamente esto último es algo relativamente común según el procurador d ela nación.
domingo, 30 de octubre de 2011
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