La cosa ocurrió hace un par de días. Según el periódico colombiano El Tiempo lo que pasó fue lo siguiente: "le dio al menos cuatro golpes de puño, a unos 20 metros del sitio, y la insultó en varias ocasiones. 'La golpeó como si se tratara de un hombre', dijo un testigo del hecho'". Totalmente indignante.
Justo al día siguiente hizo público un comunicado en donde reconocía los hechos y pedía perdón por lo sucedido al mismo tiempo que renunciaba a su cargo del comité técnico del Mundial sub 20 que se está celebrando en Colombia. Eso sí, no renunciaba a su cargo de seleccionador nacional ni la Federación Colombiana de Fútbol lo destituía. Pero lo más indignante es que le presidente de la Federación, Luis Bedoya, salió diciendo que "no se podía mezclar los personal con lo profesional". ¡Con dos cojones!
Al final lo que ha pasado es que los patrocinadores de la selección nacional, Bavaria y SabMiller, han exigido a la Federación la destitución del técnico, mientras que Adidas ha mantenido silencio. Aún así, la Federación se ha negado a destituirlo, por lo que le ha propuesto que presente su dimisión, lo que ha hecho. Lo que no entiendo es porqué desde el máximo organismo del fútbol colombiano no se le echó a patadas nada más conocerse el hecho.